Comercios Históricos de Madrid ©Luis Pita Moreno

Chueca - Malasaña

Son dos barrios muy distintos pero separados apenas por la frontera imaginaria entre dos calles que nacen juntas y se van distanciando. Al Oeste de la calle de Fuencarral, es Malasaña y al Este de la calle de Hortaleza, es Chueca. Lo que está en medio no tiene nombre.

Estos dos barrios son los que han sufrido la mayor trasformación de todo Madrid desde los años 80. De hecho es aquí donde se aplicó por primera vez en España el término gentrificación, que en castellano de Castilla no quiere decir otra cosa más que ‘aburguesamiento’.

El barrio de Malasaña forma parte del distrito de Universidad (por la antigua universidad de la calle de San Bernardo) aunque la zona fue conocida por sus vecinos como el Barrio de las Maravillas hasta finales de los años 70, en el que coloquialmente y por el argot juvenil de los años 80 fue tomando, por extensión, al nombre de la calle de Manuela Malasaña, una joven costurera vecina del barrio, mártir luchadora contra las tropas napoleónicas, que cayó muerta precisamente en una de estas calles.

Este era un barrio de trabajadores tranquilo y bastante deteriorado que, por los bajos precios de los alquileres, pasó a ser un nido de artistas underground, exaltado por la corte de cierto director de cine en estado incipiente, y muy poco tiempo después, a ser escenario y núcleo volcánico de la Movida Madrileña, cuya erupción contracultural movió los cimientos de todo el país, con miles de jóvenes tomando sus calles para divertirse. En la actualidad es el paraíso del matrimonio hipster, que siguen viviendo aquí a pesar de que se quejan de que no hay parques, que desayunan cupcakes en lugar de magdalenas y visten ropa de marca, todo muy casual, eso sí.

El barrio de Chueca recibe su nombre familiar de la plaza, y la estación de Metro, dedicadas al Federico Chueca, compositor de zarzuelas. Oficialmente se llama barrio de Justicia, porque desde el siglo diecinueve esta en él la sede del Tribunal Supremo.

En la zona de Chueca este ‘aburguesamiento’ comenzó después pero fue extraordinariamente más rápido. El barrio pasó de ser un espacio marginal, deteriorado por traficantes y consumidores de heroína, a ser un paraíso. Los vecinos contemplaron con sorpresa el asedio, y posterior conquista, primero de los locales comerciales y luego de los pisos, por parte de las huestes del arco iris. Dicha invasión fue celebrada y festejada por todas las abuelitas del barrio, que veían como la chusma indeseable y la droga iba desapareciendo, desplazados por gente alegre, simpática, limpia y bien vestida. Hoy esas abuelitas ya no están y sus pisos los han vendido sus herederos para viviendas de lujo o negocios novedosos que tienen nombres en inglés, como showroom o pop-up gallery y también por abogados especializados en divorcios entre personas del mismo sexo.

Por suerte para nosotros, y a pesar de todos estos cambios excepcionales, esta zona sigue conservando un sorprendente número de comercios históricos, de todo tipo y condición.

En la parte inferior de esta página encontrarás un mapa indicando dónde se encuentra cada comercio.