
El Rastro - Lavapiés
El Rastro, nuestro único y personal mercado de las pulgas, nació en el siglo dieciocho a la sombra del Matadero existente en aquella época. En sus aledaños ya habían florecido oficios relacionados con el curtido de pieles, artesanos que hacían correajes para las caballerías y zapateros. Aprovechando la afluencia de público los buhoneros fueron ocupando las aceras de la calle Ribera de Curtidores, como una alternativa a la venta ambulante.
De lugar de venta de ropa usada y quincalla fue evolucionando y, al margen de los puestos dominicales, en los locales comerciales de alrededor fue creciendo, favorecida por la apertura en 1950 de las Galerías Piquer, toda una estirpe de anticuarios, con mayor o menor categoría. Entre estos últimos se cuentan las almonedas, a mitad de camino entre el anticuario y la tienda de trastos viejos, pero que han ido refinándose hasta alcanzar categoría propia dentro del mercado de los objetos de decoración de segunda mano.
La antigua judería de Lavapiés tiene unos límites precisos, que van la plaza de Tirso de Molina, al norte, hasta la Puerta de Toledo y al sur hasta la glorieta de Atocha —uno de los centros neurálgicos de comunicaciones de Madrid—. En los últimos cuarenta años ha pasado de ser un barrio proletario, humilde y muy castizo, a ser protagonista de las nuevas formas de vida de la modernidad y a la vez un crisol de razas, culturas y credos, venidas de todos los confines del planeta. Esta combinación tan atractiva ha hecho que tanto madrileños como viajeros acudan con curiosidad a Lavapiés, para experimentar una ciudad diferente a lo conocido anteriormente.
Aunque lo más importante para nosotros es que, aunque estas dos zonas de las ciudad han cambiado tanto en tan poco tiempo, entre ambas reúnen el mayor número de comercios históricos de todo la ciudad de Madrid.
En la parte inferior de esta página encontrarás un mapa indicando dónde se encuentra cada comercio.